Un diagnóstico a tiempo y una intervención temprana, claves para mejorar la calidad de vida de los niños con TEA
Los llamados Trastornos del Espectro Autista (TEA) son una discapacidad del desarrollo que puede provocar problemas sociales, comunicacionales y conductuales significativos. Algunos de estos problemas comienzan durante la niñez temprana y, por lo general, duran toda la vida.
Aprendizaje, atención, reacción diferentes
Las personas con un TEA tienen distintas maneras de aprender, prestar atención o reaccionar ante las cosas. Es posible que repitan determinados comportamientos o que no quieran cambios en sus actividades diarias, entre otros comportamientos fuera de lo común.
La dificultad es llegar al diagnóstico.
Un diagnóstico a tiempo y un buen tratamiento mejorará significativamente la vida de la persona con TEA. La dificultad, no obstante, es llegar al diagnóstico.
No existe una prueba médica concreta que pueda detectarlo, hay que observar el comportamiento y el desarrollo del niño o la niña, cuando está sólo y cuando se relaciona con sus iguales.
¿Cuáles pueden ser la señales?
No manifestar interés por otros niños, no señalar objetos o no mirar los que señala otra persona, evitar el contacto visual o los abrazos, así como tener dificultades para comprender los sentimientos de otras personas y para hablar de sus propios sentimientos, pueden ser algunos de las señales de alarma que nos indiquen un posible Trastornos del Espectro Autista.
La importancia de un intervención temprana
Una vez diagnosticado el trastorno, es clave empezar un tratamiento de intervención temprana. No hay cura para los TEA pero sí que se puede mejorar de manera muy significativa la calidad de vida de la persona que lo padece.
Con un buen tratamiento, los niños con TEA aprenden destrezas importantes, como hablar, caminar e interactuar con los demás.